Jamas tomes deciciones permanentes,
sobre emociones temporales....
viernes, 28 de octubre de 2011
miércoles, 26 de octubre de 2011
¿Me conozco?Bueno,me conozco desde que nací,y eso es mucho tiempo.Sé de mi mas que nadie.¿Quién podría dudarlo?Sin embargo,cada tanto me sorprendo cuando alguien me confiesa cuál fue la primera impresión que tuvo de mi,porque dice que le parecí antipática,o muy seria,o superficial,o...Y me río:no soy nada que ver! Pero lo mas curioso es que no es la primera persona que tiene esa impresión "equivocada" de mí.
Me pregunto nuevamente,entonces ¿me conozco?Me imagino todo el tiempo con una cámara y un micrófono encima que grabara cada cosa que hago y digo.Sí,como gran hermano sin el encierro..¿qué vería en el video?
Conocerme es difícil,pero es imprescindible para anular todos esos comentarios de víctima como "¿Por qué me para esto justo a mi?, y que empiece a descubrir que detrás de lo que me pasa hay algo que hice...o que no hice
El hombre estaba sorprendido. Pensó que era un nombre de fantasía, pero no pudo imaginar qué vendían.
Entró.
Se acercó a la señorita que estaba en el primer mostrador y preguntó: «Perdón, ¿esta es la tienda de la verdad?».
-Sí, señor. ¿Qué tipo de verdad está buscando? ¿Verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa?
Así que allí vendían verdad. Nunca se había imaginado que aquello era posible. Llegar a un lugar y llevarse la verdad era maravilloso.
-Verdad completa --contestó el hombre sin dudarlo.
«Estoy tan cansado de mentiras y falsificaciones», pensó.
«No quiero más generalizaciones ni justificaciones, engaños ni fraudes.»
-¡ Verdad plena! -ratificó.
-Bien, señor. Sígame.
La señorita acompañó al cliente a otro sector, y señalando a un vendedor de rostro adusto, le dijo: «El señor le atenderá». El vendedor se acercó y esperó a que el hombre hablara. -Vengo a comprar la verdad completa.
-Ajá. Perdone, pero, ¿el señor sabe el precio?
-No. ¿Cuál es? --contestó rutinariamente. En realidad, él
sabía que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por toda la verdad.
-Si usted se la lleva -dijo el vendedor- el precio es que nunca más volverá a estar en paz.
Un escalofrío recorrió la espalda del hombre. Nunca se había imaginado que el precio fuera tan alto.
-Gra... gracias... Disculpe... -balbuceó.
Dio la vuelta y salió de la tienda mirando al suelo.
Se sintió un poco triste al darse cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que aún necesitaba algunas mentiras en las que encontrar descanso, algunos mitos e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justificaciones para no tener que enfrentarse consigo mismo...
«Quizá más adelante», pensó.
Entró.
Se acercó a la señorita que estaba en el primer mostrador y preguntó: «Perdón, ¿esta es la tienda de la verdad?».
-Sí, señor. ¿Qué tipo de verdad está buscando? ¿Verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa?
Así que allí vendían verdad. Nunca se había imaginado que aquello era posible. Llegar a un lugar y llevarse la verdad era maravilloso.
-Verdad completa --contestó el hombre sin dudarlo.
«Estoy tan cansado de mentiras y falsificaciones», pensó.
«No quiero más generalizaciones ni justificaciones, engaños ni fraudes.»
-¡ Verdad plena! -ratificó.
-Bien, señor. Sígame.
La señorita acompañó al cliente a otro sector, y señalando a un vendedor de rostro adusto, le dijo: «El señor le atenderá». El vendedor se acercó y esperó a que el hombre hablara. -Vengo a comprar la verdad completa.
-Ajá. Perdone, pero, ¿el señor sabe el precio?
-No. ¿Cuál es? --contestó rutinariamente. En realidad, él
sabía que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por toda la verdad.
-Si usted se la lleva -dijo el vendedor- el precio es que nunca más volverá a estar en paz.
Un escalofrío recorrió la espalda del hombre. Nunca se había imaginado que el precio fuera tan alto.
-Gra... gracias... Disculpe... -balbuceó.
Dio la vuelta y salió de la tienda mirando al suelo.
Se sintió un poco triste al darse cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que aún necesitaba algunas mentiras en las que encontrar descanso, algunos mitos e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justificaciones para no tener que enfrentarse consigo mismo...
«Quizá más adelante», pensó.
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